martes, 17 de febrero de 2009

Despedimos a un heroe



Hoy San Isidro perdió a un gran hombre. No había nadie que no lo conociera, nadie que no supiera quien era ese policia sonriente que recorria las calles del centro de San Isidro todos los dias durante 20 años. Hombre de bien, caballero como los de antes, siempre ocupandose de los chicos, de los ancianos, de las madres. Creo que nunca voy a olvidar su "Buen día" sonriente. Respetado y amado por todos, hoy un pueblo entero está de luto. Una multitud lo despidio en la catedral, con aplausos que hicieron poner la piel de gallina. Flores, carteles, cartas de despedida, y todo un centro comercial cerrado por duelo.
Nunca vi llevar a nadie la insignia como a él. Orgulloso de llevar su uniforme reglamentario, siempre prolijo y en forma a pesar de sus 60 años. Garrido decía que hacer cualquier trabajo con vocación era servir a la comunidad, y que él habia nacido para servir. Su vocación era tal que no quería retirarse de la fuerza. Nacido un 15 de Mayo, día de San Isidro Labrador, casualmente tambien nacido en un pueblo de Tucumán llamado San Isidro, Garrido murio como vivió, dando su vida por nosotros.
Esto que paso hoy no sólo trae dolor por la perdida de una persona querida, sino que tambien trae da tristeza por el miedo que tenemos todos al futuro que nos espera. Es increible que alguien haya muerto de tres tiros a plena luz del día en el centro comercial de San Isidro a metros de los tribunales. Creo que como sociedad tenemos que hacer algo al respecto, no podemos quedarnos de brazos cruzados mientras destruyen nuestro país. Creo que tenemos que ponernos firmes en exigir seguridad. Creo que en el momento de elegir a quienes nos gobiernan tenemos que tener muy en cuenta esto ya que es su obligación proveerla. Esta manga de ladrones que tenemos en el gobierno nos está dejando sin nada, y no es justo.
Garrido desde acá mi más profundo homenaje, hombres de bien como vos he conocido pocos y creo que le hacen mucha falta al mundo donde vivimos. Hoy estarás en una linda morada junto a Dios, y sé que nos seguiras dando justicia y seguridad desde el cielo. Gracias por tu compañia en nuestras calles durante todo este tiempo y gracias por enseñarnos a sonreir y a ser un ejemplo de honestida y de amor al prójimo durante toda tu vida. Un pueblo entero llora tu partida.

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