jueves, 21 de febrero de 2008

Padre Rico Padre Pobre de Robert Kiyosaki


Si sos una de esas personas que odia trabajar ocho horas por día, y que sueña con todo su corazón poder jubilarse muy joven, este libro es para vos.

Al pasar las hojas, el autor va derribando ciertos mitos sobre las ideas que la mayoría de las personas tienen sobre el manejo de la plata. Va mostrando como lo que muchos ven como buscar seguridad, en el fondo es tener la guita estancada produciendo solo más gastos.

Por supuesto que nadie se va a hacer rico por solo leer este libro, pero creo que abre mucho la mente a nuevas ideas de inversiones. Y sobretodo, deja bien en claro que para empezar un buen negocio no se necesita plata sino animarse a tomar el riesgo.

Muchas personas se casan muy jóvenes, sacan un crédito para comprar una casa. Después tienen hijos, esa casa les queda chica y deciden sacar otro crédito más para comprar una más grande. Y así se pasan la vida pagando deudas. Kiyosaki trata de mostrar que hay que aprovechar ciertos momentos para invertir en “activos”, en vez de “pasivos” (como una casa para vivir) y así evitar estar toda la vida pagando cuotas de créditos.

El autor cree que es importante para la vida de cualquier persona el aprender a manejar el dinero, lo cual no se enseña en los colegios.

De verdad me gustaría que lo lean. Yo soy una de esas personas que no planeo trabajar toda la vida, y a mi el libro me gustó mucho. Puede ser generador de polémica, puede que a muchos no les gusté nada….pero creo que vale la pena leerlo.Hay una versión gratis en Internet, le faltan algunos gráficos, pero el texto esta completo

4 comentarios:

Cande Olivera dijo...

Mariki leelo. Besos.

Anónimo dijo...

Parece interesante, lo leo y te cuento. Bss!!!

Anónimo dijo...

Me hablaron bastante del libro y por lo que leí del prólogo, me parece bastante polémico, ya varias cosas no me cierran. Ahora lo voy a leer completo.

Cande Olivera dijo...

Si, es bastante polémico, coincido absolutamente con vos. Si podes leelo y despues me comentas.
Un beso
Cande