viernes, 12 de junio de 2009

Renacer en la esperanza

Hace unos diez años mas o menos que escucho hablar del Padre Ignacio. Escuchaba sobre como cada mes, cada año aumentaba la cantidad de gente que lo iba a ver todos los fines de semana. Notas en diarios locales de la ciudad de Rosario, y despues notas en los grandes diarios como La Nación y El Clarín hablaban de sus "poderes sanadores", de las multitudes que convoca.

El fin de semana pasado tuve la suerte de poder ir a conocerlo en persona. Ahora que ya tuve esa suerte, lamento no haberlo ido a ver antes, capaz con papá despues de algún partido del CASI....Me perdí unos diez años de una gran presencia, pero por otro lado creo que las cosas pasan en el momento que tienen que pasar.

Fue un día largo, salimos de Bs. As a las 8 de la mañana volviendo recien a las 12 de la noche. Pero esos segundos de su presencia cerca, de mis manos en sus manos, de su abrazo, sus palabras y su sonrisa, hicieron valer tanta espera y tanto cansancio.

Es dificil explicar con palabras lo que uno siente cuando se encuentra en frente a estas almas. Gracias a Dios no es la primera vez que me pasa, y ojala siga siendo bendecida con estos encuentros. Basicamente la esperanza vuelve a nacer. El cansancio queda a un lado, para dar lugar a una luz que vuelve a alumbrar el camino. Las dudas siguen estando, los problemas también, pero uno los puede enfrentar de otra forma, con otra fuerza.

No fue solo lindo el encuentro con él, sino todo lo que se vive en la espera. Miles y miles de personas, haciendo cola, con los corazones llenos de esperanza. Enfermedades, muertes, deseos desde lo más profundo de cada una de las personas que se encuentran ahí. Es lindo poder compartir con los demás durante todo el día estos sentimientos, a veces solo con silencio, pero eso basta para acompañarse.

Dios nos regala estos seres especiales para darnos una palmadita en la espalda, y asi una vez más, volver a levantarnos con el corazón lleno de esperanza. Voy a tratar de pensar en esa sonrisa, en esa mirada de amor como la que tiene el Padre, cada vez que me vuelva a quedar sin fuerzas.

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