Mi noche santa fue distinta este año. Fui a la misa a Mariló pensando que iba a estallar como siempre lo hago en Pascua, o más bien, como siempre lo hago en Mariló. Mi semana santa no había sido facil, con muchas preocupaciones y angustias, tratando de ordenar un poco mi corazón.
Pero la noche termino sorprendiendome, termino haciendo una transformación.
Como siempre los salmos, los cantos me llegaron hasta el alma, pero fueron las palabras de Walter las que mas me movilizaron. Habló de salir al encuentro, de ir a Galilea. Decia que no podemos quedarnos en casa esperando que esté todo perfecto para salir, sino que teniamos que confiar, y salir, mas allá de las dudas.....salir al encuentro. Tambien habló de la gran distancia que hay entre el corazon y la cabeza, idea que da siempre vueltas por mi cabeza.
Yo quiero salir al encuentro del otro, no quiero quedarme mas en mi cajita de cristal. Quiero arriesgarme, quiero sufrir si hace falta, llorar, patalear pero con la satisfaccion de haberlo intentado.
La noche no terminó en las palabras de Walter. Me fui de Marilo contenta, sintiendo que algo había resucitado en mi. Y para terminar de resucitar, necesitaba cerrar historias pasadas. Necesitaba poder decir lo que siento desde el corazon, poder ser sincera aunque duela. Cerrar la historia, aunque algun lugar de mi no quisiera cerrarla. Crecer, aprender, llorar un poco mas, pero para luego poder construir.
Dios tambien me dio esa oportunidad en su noche santa. Me hizo salir al encuentro, me hizo comunicarme, compartir una linda charla y cerrar historias.
Tome decisiones importantes esa noche, y sé que son las correctas. Solo espero tener la fuerza para mantenerlas......
